Los pisos fantasma son un foco de problemas para los vecinos: si vive junto a uno, busque al heredero

Muchas comunidades de propietarios en España se enfrentan a las complicaciones que generan las viviendas que se quedan vacías tras el fallecimiento de sus dueños. Suponen deudas acumuladas, suciedad y riesgo de ocupación
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Un piso fantasma, una herencia perdida y una comunidad de vecinos desesperada. Son los tres ingredientes que conforman una historia que se repite en cientos de ciudades y pueblos. Es un gran problema para unos: los vecinos; es una alegría para otros: los herederos (por sorpresa). Son muchas las viviendas que, tras el fallecimiento de su propietario, quedan abandonadas durante años sin que se tenga conocimiento de la existencia de herederos que se hagan cargo del piso y, sobre todo, de las deudas comunitarias que se acumulan. Estas casas sin beneficiarios conocidos se convierten en una complicación para muchas comunidades de vecinos, especialmente si son pequeñas. No solo descuadran las cuentas vecinales, sino que generan suciedad e inseguridad y devalúan los pisos. “El principal miedo de los propietarios es que estas viviendas acaben siendo ocupadas, algo muy habitual. El 60% son objeto de la ocupación; hace dos años era el 40%”, cuenta Óscar Gil, director ejecutivo de Grupo Hereda. También son el origen de problemas de humedades en los inmuebles de abajo porque con el paso del tiempo se rompen tuberías. Sin olvidar la suciedad, las cucarachas, las ratas y los malos olores.